El inimitable sabor del bacalao tradicional noruego

Jakob es uno de los tres hermanos que heredaron la empresa familiar de fabricación de bacalao tradicional noruego fundada por su abuelo a comienzos de los años veinte del pasado siglo. Por aquel entonces, el bacalao se secaba sobre rocas junto al mar. Los artesanos lo colocaban y volteaban manualmente y lo protegían de la lluvia y del exceso de sol en un proceso agotador e interminable. La palabra «clip» procede de la voz del nórdico antiguo «kleppr», la cual alude a un tipo de formación rocosa común en la costa noruega. Hoy el proceso se desarrolla en interiores, pero respetando los mismos elementos naturales que dan al bacalao tradicional noruego su extraordinario sabor umami.

"Mi primer trabajo de niño fue recibir el pescado fresco que llegaba a la planta. Después, me quedaba a mirar cómo los trabajadores preparaban y limpiaban el bacalao. Disfrutaba de cada minuto en la fábrica".

El bacalao tradicional noruego se elabora a partir de recursos y productos completamente naturales y sostenibles. A lo largo de la costa noruega se capturan diferentes especies de pescado blanco – entre ellas el bacalao, el fogonero, el brosmio o la maruca – que habitan sus frías, limpias y altamente nutritivas aguas. El bacalao noruego procede de una de las poblaciones más grandes y mejor gestionadas del mundo.

"Somos inmensamente afortunados de poder utilizar un producto tan sostenible y de tanta calidad. Los noruegos llevamos siglos elaborando nuestro bacalao tradicional, y hoy lo seguimos haciendo a partir de literalmente las mismas poblaciones que hace varios cientos de años", señala Jakob.

Además de ser un pescado natural y sostenible, la fábrica de la familia Dybvik se enorgullece de aplicar una política de cero residuos.

"Lo aprovechamos todo. Hasta mi abuelo hacía aceite de hígado de pescado en sus tiempos. Ahora, fabricamos aperitivos y otros productos alimentarios con aquellas partes del pescado que descartamos en el proceso de producción."